Se anunciaba una luna de sangre -"Virgo Paritura"-. Algo iba a nacer o estaba naciendo en alguna parte, como había nacido ya en el alto llano numantino. Era la cuarta o quinta ocasión que visitaba el Potala de Fernando Sánchez Dragó en Castilfrío de la Sierra. Durante la primera, -¿finales de los '90?-, me contó cómo se proponía materializar una empresa verdaderamente quijotesca cifrada en su "Gárgoris y Habidis"
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