Inteligente, irónico, carismático para muchos e incómodo y ácido para otros, así es Eduardo del Río, mejor conocido como Rius; infatigable maestro (sin escuela) y sensible traductor de la realidad, quien advierte en “La reforma dizque heducativa”, su libro más reciente, que dicha reforma, impulsada en México por la actual administración “se hizo desde un escritorio sin pedir la opinión de los maestros” (p. 12) y tuvo, como finalidad, “imponer una disciplina laboral entre el magisterio para controlarlo políticamente” (p. 13). Una reforma “flacucha”, afirma; más administrativa que educativa, pues los alumnos no están aprendiendo, los recursos no se gastan eficientemente y las escuelas siguen siendo instituciones anquilosadas y obsoletas.
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