Una pareja determina dos tipos de enunciados: (i) argumentos a favor de orientaciones, o (ii) formulaciones de orientaciones. En casos �sencillos�, un enunciado es de tipo (i), o de tipo (ii); en casos más complejos (por ejemplo, casos de frases con dos ocurrencias del mismo conector), enunciados de tipo (ii) necesitarán ser reinterpretados dinámicamente como enunciados de tipo (i), necesidad marcada en las lenguas por un signo particular: la pausa prosódica. Se muestra porqué dicha pausa puede considerarse un signo e imponer instrucciones semánticas como reinterpretar un enunciado de tipo (ii) a tipo (i). De la necesidad de tomar en cuenta la reinterpretación dinámica, o la pausa prosódica, se desprenden varias consecuencias teóricas y metodológicas acerca de la semántica de las lenguas humanas.
