Marcela Guerrero Turbay, Mauricio Jaramillo Jassir
En lo corrido del siglo, los gobiernos de Colombia y Turquía han emprendido una agresiva campaña en política exterior con el objeto de lograr reconocimiento internacional y visibilidad como actores de relevancia. Esta proyección debe entenderse en sus debidas proporciones, pues ninguno pretende convertirse en potencia regional porque carecen de atributos de poder para acceder a tal status y porque quieren evitar las responsabilidades que eso conlleva. Por ende, la opción más viable para lograr el reconocimiento como líderes o potencia emergentes, consiste en la neutralidad, acompasada de las posibilidades de mediación, y en su carácter de economías en crecimiento. El presente artículo de reflexión busca, por tanto, observar las posibilidades de Ankara y Bogotá a la luz de la neutralidad activa como elemento de atracción, y que se ha venido convirtiendo en derrotero de sus políticas exteriores.
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