Entre 1870 y 1930, la tonelería española se fue transformando del oficio artesanal a la industria mecanizada. Los toneleros sobrevivieron a los primeros embates de la mecanización productiva, mantuvieron a lo largo de estos años la consciencia de pertenecer a una categoría profesional cualificada y la capacidad de movilización en defensa de su oficio y de la mejora de sus condiciones morales y materiales de existencia. A todo ello contribuyó, decisivamente, el disponer de una organización sindical-profesional, La Federación de Oficiales Toneleros, que contó con un amplio apoyo en el sector y se movió entre las culturas políticas del republicanismo, el socialismo y el anarquismo.
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