El cine nos ofrece una vez más una dual perspectiva de lo ocurrido en Yugoslavia. En particular, es interesante destacar el contrapunto entre una mirada norteamericana del conflicto, en Tras la línea enemiga, y una más europea como es En tierra de nadie, que tratan un hecho común desde dos perspectivas diferentes. La primera intenta enfocar la cuestión desde fuera, sin entender las cuestiones y los problemas inherentes a la guerra, y la segunda lo hace desde dentro, en lo que supone la guerra en sí misma. Una y otra película desvelan, por tanto, una perspectiva historiográfica que el historiador no puede obviar, sino atender, escuchar y explicar, en la reflexión crítica de la historia que vivimos.
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