No abandona Michael Haneke su estudio de la naturaleza humana y su indagación en torno a la violencia cuando se va un pueblo alemán y recoge los sucesos acaecidos en los años previos a la Gran Guerra. A ese territorio alejado de cualquier foco de poder político, trasplanta el director austriaco-alemán todo el universo Bergman para construir un microcosmos en el que convierte la religión en caldo de cultivo de intolerancia e inhumanidad, donde cuestiona el principio de autoridad al asociarlo al abuso sistemático y donde los ideales absolutos son vistos como germen del terrorismo al pervertirse, y también donde el puritanismo moral parece reprimir la inocencia infantil hasta que ésta estalla... y produce las mayores aberraciones imaginables en la edad adulta.
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