Lo del juicio del caso Nóos está siendo un examen en diferido al reinado de Don Juan Carlos. Después de abdicar para salvar a la Corona, su hija y su yerno han participado de una estrategia de defensa que vuelca la responsabilidad sobre una institución donde el exmonarca se rodeó de cargos de confianza sin más control que el suyo y donde siguen existiendo lagunas que ensombrecen el legado de quien durante 39 años fuera jefe del Estado. El esperado testimonio del asesor fiscal Miguel Tejeiro ha tratado de desmontar este argumento, pero es precisamente la opacidad que entonces presidía la Monarquía la que ahora, por aquella falta de transparencia, permite lanzar sospechas.
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