Tres lustros después de que China se convirtiera en gran potencia económica, es un tiempo apropiado para evaluar los efectos que el nuevo rol internacional del país asiático generó en Argentina. Por eso, el presente artículo examina cómo la modernización económica en China y su nuevo rol internacional dieron forma a intereses armónicos entre las partes, que integraron a Argentina en la cadena de producción global de China, como proveedora de soja e importador de manufacturas. Como resultado, crecieron el comercio y las inversiones chinas en Argentina, se amplió la brecha Norte-Sur y consolidó el status periférico del país sudamericano en el modelo centro-periferia que prevalece en la relación.
El eje de este modelo estuvo basado en la «primarización sojera», y en la actualidad transita hacia la «primarización agrícola diversificada», con el objeto de revertir los déficits de balanza comercial iniciados en 2008.
Fifteen years after China became a major economic power is an appropriate time to evaluate the effects that the new international role of this Asian country has had in Argentina. Hence, this paper examines how economic modernization in China and its new role in the international system shaped harmonic interests between both sides, which integrated Argentina into Chinese global production chain as a supplier of soybean and importer of manufactured goods. As a result, trade exchange and Chinese investments in Argentina grew, although it extended the North-South gap and consolidated the peripheral status of this South American country in the core-periphery model that prevails in the relationship. The axis of the model was based on the «soybean primarization» and now moves toward the «diversified agricultural primarization», in order to reverse the trade deficit that began in 2008.
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