La renovación del PP ya está en marcha. No han hecho falta congresos para que “los Marotos y los Casado” arrastren tras de sí a una militancia hastiada con la corrupción y contrariada con la parálisis política de su presidente. El motivo más evidente ha sido la reacción de Génova ante los implicados en el caso Taula, incluida Rita Barberá, después de que Mariano Rajoy defendiera a la exalcaldesa apelando a la presunción de inocencia. Pero no sólo se trata de procesos judiciales. También hay dos maneras de ver la acción de un Gobierno en funciones que, mientras espera un milagro electoral, deja crecer la brecha que de manera soterrada pero irreversible se abre paso en el partido.
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