El panorama caótico y caotizante de la sociedad en que vivimos requiere cambiar a una educación basada en la verdad, bondad, justicia y libertad para una sociedad con una filosofía de la sustentabilidad. Necesitamos aprender a vivir en nuestra propia interioridad, y vivir para aprender y enseñar con nuestro ejemplo de vida, asumiendo que el discurso académico en las instituciones educativas pase a la praxis pedagógica permanente (Preferible empezar con ejemplos para que el aprendizaje sea proceso de experiencias). El proceso educativo que se da en las instituciones educativas se ve reflejado en el desempeño docente que prioriza la reproducción de información académica y la memorización de contenidos para el examen dejando el lado humano del proceso educativo; ese ámbito subjetivo, intersubjetivo y sensible, ignorado por la ciencia y los mitos de la educación mecanicista.
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