Exiliados, refugiados, al fin y al cabo parias.
Así se consideraban muchos de los exiliados republicanos una vez internos en los campos de concentración franceses.
Entre ellos había intelectuales y artistas que supieron exteriorizar aquellos estados de ánimo con su pluma, lápiz y manos. No faltaron tampoco un importante grupo de escritores quienes editaron en 1939 un semanario manuscrito en el campo de Bram: Exilio. Escritores, poetas y dibujantes dieron vida aquellas rudimentarias páginas para salir de la monotonía, distraerse y crear conexiones intelectuales con sus congéneres.
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