José Juan Alvarado Flores, Jaime Espino Valencia, María Liliana Ávalos Rodríguez
La energía es uno de los motores más importantes que mueven a las sociedades. El desarrollo de un sistema energético a base de hidrógeno (H2) está respaldado por dos grandes fuerzas, la seguridad energética y la problemática medioambiental. Considerando la celda de combustible (SOFC) como el principal receptor del H2, se obtendría el potencial de crear un sistema energético eficiente, limpio y sostenible en las próximas décadas. El factor más importante a mejorar a corto plazo es el desarrollo de mejores sistemas de almacenamiento del H2. En México, el marco institucional para la promoción y aplicación de energías alternas es muy limitado, puesto que se prefiere desarrollar tecnologías para el aprovechamiento de fuentes tradicionales de energía; hay desconocimiento por parte de las autoridades de la magnitud y el posible aprovechamiento del H2 como fuente alterna de energía. La normativa mexicana no hace referencia al H2 como alternativa energética. Por ello, considerando todos los beneficios ambientales, económicos y sociales que se promueven con su uso y aplicación, es pertinente que se incorpore en el marco jurídico mexicano a fin de fomentar la investigación, promoción y aplicación de este elemento como fuente alterna de energía.
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