En las últimas décadas, las reflexiones críticas acerca de las crónicas de Indias se han profundizado para incluir, colocándolas en el centro de la escena, una serie de crónicas, mestizas, en las cuales la configuración del locus de enunciación adquiere nuevas complejidades. Entiendo que reúne a estas crónicas la necesidad de validar la toma de la palabra, que delimita una retórica específica y a la cual se suma la trama polémica subyacente y la configuración progresiva de una voluntad historiográfica atravesada por el conflicto, simbólico y efectivo. En este trabajo despliego esas dimensiones y propongo la lectura del desplazamiento del locus del cronista-intérprete a la autofiguración del historiador en las crónicas tlaxcaltecas de Diego Muñoz Camargo.
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