La denominación autoficción testimonial presenta un oxímoron de un grado incluso más contradictorio que el concepto genérico tan disputado de novela testimonial. Si bien muchas veces coincide la identidad nominal de autor, narrador y protagonista,1 tal como establece el pacto narrativo incitado tanto por el género autobiográfico como por el testimonial, la autoficción en cambio instala un pacto de lectura ambiguo, más allá de estos primeros indicios reconfortantes. En las obras de autoficción el límite entre lo ficticio y lo factual se despliega de manera imprecisa, condición impensable en las modalidades narrativas que a efectos de producir un efecto de realidad respetan los principios de identidad y de referencialidad. A partir de esta nómina paradójica el presente trabajo pretende proponer una lectura de la obra ganadora del premio testimonio otorgado por Casa de las Américas en 2007, Oblivion de la escritora uruguaya Edda Fabbri. Partiré de la hipótesis de que esta obra presenta un nuevo tipo de testimonio que a partir de una renovación de la postura enunciativa transgrede los alcances convencionales de la novela testimonial de la posdictadura uru- guaya.
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