El largo exilio español, una de las consecuencias directas del régimen franquista, provocó la progresiva e implacable pérdida de la mayor parte de los líderes políticos republicanos, muchos de ellos en México, país que convirtieron en su patria de adopción. Así sucedió con el líder socialista Indalecio Prieto Tuero, residente en la capital mexicana, donde la muerte le sorprendió en aquella madrugada del 12 de febrero de 1962. De este modo, y dada la gran resonancia de su trayectoria política y periodística, las próximas páginas darán cuenta del tratamiento y valoración que la prensa mexicana dio al fallecimiento de quien, con especial respeto, llamó �Don Indalecio�.
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