Expuestas en el artículo anterior las ventajas que el hombre puede obtener del uso de la energía atómica para fines pacíficos: industria, agricultura, medicina, investigación científica, etc., parece oportuno examinar ahora el reverso de la medalla y estudiar los inconvenientes de ese mismo uso pacífico de las fuerzas atómicas; inconvenientes, dicho sea de paso, que también existen en el aprovechamiento de otras fuerzas naturales, físicas o químicas, en las minas, fábricas, laboratorios y otras muchas empresas de toda índole; pero tratándose de las energías nucleares entran en juego factores nuevos y especiales, que llevan el asunto a terrenos diferentes: moral, político, de salud pública, etc.
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