Acertadísimo estuvo el maestro fray Luis de León cuando, en carta dedicatoria dirigida a la priora y religiosas carmelitas descalzas del monasterio de Madrid, en 1587, dijo: "yo no conocí, ni ví a la Madre Teresa de Jesús mientras estuvo en la tierra, más agora que vive en el cielo, la conozco y veo casi siempre en dos imágenes vivas, que nos dejó de sí, que son sus hijas y sus libros; que a mi juicio, son también testigos fieles, y mayores de toda excepción, de su gran virtud".
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