La palabra folclore hace esguinces a las definiciones técnicas y como un pez escapa a las redes del diccionario, desde el mismo día de 1846, cuando el arqueólogo J. M. Thomas la escribió, por vez primera, en una revista londinense.Desde su patria inglesa este vocablo se lanzó por todos los caminos en busca del río universal de la tradición. Nacieron y se multiplicaron las sociedades consagradas a su estudio, que es parte fundamental de la ciencia del hombre. Centros docentes oficiales, personas y entidades privadas, en el extranjero, permutan su tarea investigadora, desde entonces
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