Tan pronto como los hombres se organizan en sociedad y se crean gobiernos personales o dinásticos, surge la poesía de aparato o poesía ceremonial. De la misma manera que la magia y los ritos se asentaron en la palabra y con ella se cubrieron y nutrieron, también la gloria de los reyes buscó el suntuoso ropaje del lenguaje para encarecer su prestigio ante sus propios súbditos y ante los pueblos vecinos, así fuesen amigos, aliados o adversarios.
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