Conocí a Hugo Lindo en Bogotá, por los años 69 y 60. Había venido -con su haz de poemas, de libros y de discos fonográficos- como Embajador de su país en Colombia. Y a fe que fue un verdadero embajador de su tierra, en el más amplio sentido del vocablo: su casa era la de todos los poetas, escritores, pintores y artistas de Bogotá.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados