Juan Gustavo Cobo Borda, Ernesto Volkening
El exiliado mantiene viva, en la retina de la memoria, los colores de su inicial contacto con el mundo. Al nacer en Munich en 1905 e interesarse por las artes plásticas, las primeras visiones de Guillermo Wiedemann bien pudieran fijarse en los caballos azules de Franz Marc o en las remotas tierras vírgenes de ese adánico primitivismo con que los expresionistas alemanes de la nueva sensibilidad huían hacia la naturaleza, trátese del bosque verde o las cumbres recubiertas de nieve. La choza africana o lo~ archipiélagos del Pacífico donde los tótems de Gauguin todavía arden, con sensualidad ancestral, en la penumbra salvaje.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados