El veranillo de San Juan hace soportable el mediodía. Los "chorros d'oro" inundan de amarillo los antejardines del Prado. Las golondrinas veraneras invaden, al atardecer, los alrededores de la Biblioteca Departamental. Los voceadores de la suerte del paseo Bolívar claman a los cuatro vientos el número que cambiará su destino . Pero algo falta definitivamente en esta Barranquilla. De alguna manera la ciudad ya no es la misma. Falta Don Germán.
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