La lluvia que cae sobre un estanque rompe los reflejos multicolores en infinitas formas caprichosas, cambiantes y siempre inéditas, que desaparecen y se renuevan sin que quizá las hayamos advertido. El sol ensaya en las nubes -espontáneamente modeladas por el viento- irisaciones insospechadas que nunca se repiten.
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