¡Don Juan! ¡Como un estudiante! ¡Como un infante! ¡Como un pirata! Se trata, por tanto, de pensar sobre el donjuanismo. Pero no bien acabo de escribir esta palabra, o mejor todavía, de balbucir una meditación acerca de esta perspectiva dinámica y en extremo viviente, porque aún sin saber nada de él algo de nosotros se dispara en emotivas tensiones y sensuales distensiones, cuando caigo en la cuenta de que el tema es sumamente complejo.
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