Estados Unidos
Las relación entre Catar y los Estados Unidos constituye un tipo de jerarquía bilateral mutuamente beneficiosa, que sería útil considerar como si fuera un protectorado. La dinámica inherente a los protectorados sitúa en el inicio al estado protector en una posición de fuerza desproporcionada, e impone severas restricciones sobre las actividades del estado socio. Con el paso del tiempo, esta distribución inicial de beneficios cambia, y el estado socio es capaz de tomar iniciativas en política exterior que pueden contravenir, e incluso dañar, los intereses de seguridad del protector. Simultáneamente, la capacidad del estado protegido de iniciar acciones autónomas e interesadas en las escenas regional y global está determinada por el nivel de amenaza al que se enfrenta proveniente de los estados colindantes. Tomados en conjunto, estos dos factores ofrecen una explicación convincente a las últimas tendencias de la diplomacia catarí.
Relations between Qatar and the United States constitute a mutually beneficial form of bilateral hierarchy that can usefully be considered to be a protectorate. The dynamics inherent in protectorates put the protector state in a disproportionately strong position early on, and place severe constraints on the activities of the protected partner. As time passes, this initial distribution of leverage shifts and the protected state becomes able to undertake foreign policy initiatives that contravene, and sometimes even cause damage to, the security interests of the protector. At the same time, the protected state’s capacity to engage in autonomous, self-interested action in the regional and global arenas is shaped by the level of threat that it confronts from surrounding states. Taken together, these two factors offer a cogent explanation for recent trends in Qatari diplomacy.
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