Pablo Iglesias y Alberto Garzón se quieren y se buscan, pero su historia de amor político no termina de cuajar, plagada de desencuentros, como en un bolero. La perspectiva de unas nuevas elecciones en junio ha reanimado a los partidarios de que lo suyo llegue a buen puerto, aunque por el momento parece complicado porque los plazos se acortan y las posiciones no cambian. Iglesias sólo ofrece una integración de miembros de IU en las listas de Podemos y Garzón se opone, apostando por una fusión entre iguales. Y todo esto sumado a las incógnitas que aún tiene que resolver Podemos en relación a sus confluencias en Cataluña, Galicia y la Comunidad Valenciana.
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