Fragilidad. Ésa es la palabra que define el futuro que ahora mismo se vislumbra en el Parlamento de Cataluña. Con un PSC crecido por ser el partido que ha logrado obtener más votos en las elecciones, Jordi Pujol habrá de enfrentarse a una dura oposición, tendrá que medir muy bien en quién se apoya en cada ocasión y deberá controlar la olla de presión en que se ha convertido su propia coalición, Convergència i Unió, donde no sólo se debate la sucesión del líder sino que además se vive una guerra por el reparto de las parcelas de poder.
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