La infelicidad de los actores pastoriles no ha dejado de inquietar a la crítica moderna que ha querido explicarla como una convención meramente estética, o sea una medida para conmover al lector convencido de su bondad y la honestidad de sus amores. En cambio, los contemporáneos de Cervantes atribuirían la infelicidad a dos factores íntimamente relacionados en la preceptiva cristiana: por una parte, la ausencia de providencia divina en un mundo explícitamente pagano y, por otra, la pasividad de los actores pastoriles, quienes no se valen (como deben) de su libre albedrío para hacer frente a sus conflictos internos.
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