Hacer programas para promover la lectura está de moda. Invitar a leer es políticamente correcto. Tener como objetivo hacer de México un país de lectores es de vanguardia siempre y cuando no se diga con esas palabras, pues se le considerará un nostálgico del “gobierno del cambio” o un trasnochado político que no tiene cabida en el actual. Como sea, la lectura es un objetivo educativo loable y en apariencia no politizado. Nótese que hablo de promover la lectura no de leer.
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