La normalización ha sido fundamental en la UIT desde sus inicios. Es más, fue uno de los motivos por los que se fundó la organización en 1865, cuando los representantes de veinte países europeos se reunieron por primera vez en París para coordinar y fijar normas para los sistemas telegráficos europeos (véase el artículo basado en la conferencia de Kars Aznavour sobre la UIT de esta edición). Las normas acordadas (o voluntarias), en sus forma más sencilla, constituyen una forma común de hacer las cosas y garantizan la interoperabilidad. También pueden ser una referencia de calidad y conocimientos comunes, además de una serie de normas de mercado y/o expectativas de servicio.
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