Una Iglesia comprometida con el diálogo: Nostra aetate, 50 años

• Autores: Andrés Valencia Pérez
• Localización: Anales Valentinos: Nueva Serie, ISSN 2444-684X, Año 2, Nº. 4, 2015, págs. 267-282
• Idioma: español
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• Resumen

  • El 28 de octubre de 1965 el Concilio Vaticano II aprobó la Declaración Nostra Aetate, (nuestro tiempo-época), sobre las relaciones de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas. Con un profundo sentido de comunión y queriendo pasar página en el trato que hasta ahora la Iglesia había dado a las religiones no cristianas, se aprueba esta Declaración. En la votación del Decreto participaron 2312 padres conciliares, de los cuales 2221 dieron su placet, 88 lo desestimaron y 3 votaron nulos. Dada su breve extensión –solo 5 números, el documento más breve del Concilio– podríamos pensar que fue una elaboración simple y sin mayores problemas. No fue así, el peso histórico previo al documento, como los diferentes procesos y discusiones, hasta llegar a su aprobación final nos lleva a encontrarnos con un documento inesperado, providencial, donde los temas expuestos en él, ni si quiera habían sido considerados en las grandes preocupaciones del Concilio, exceptuando las relaciones con el Judaísmo. Nostra Aetate, abre la Iglesia al mundo, al diálogo sin-cero y de colaboración. Es práctica y pastoral. El Concilio intenta mostrar lo que hombres y mujeres de distintas religiones tienen en común para promover este anhelado y necesario diálogo para hacer de “esta nuestra casa”, una casa para todos. Por tanto, estamos ante un documento profético y “Carta Magna” para el diálogo.