El contenido de este artículo es una reflexión, desde la luz de la fe, acerca del valor de la ecología, o cuidado de nuestro entorno natural, un bien recibido del Creador que ha de transmitirse a generaciones venideras. Tras analizar las causas del grave deterioro medioambiental actual, cuyo origen radica en el antropocentrismo egoísta del ser humano, que vive de espaldas a la creación de Dios y origina exclusión económica y social contraria a la fraternidad humana, el autor analiza algunos textos importantes del Magisterio de la Iglesia al respecto, especialmente la encíclica Laudato si’ del Papa Francisco, con la que el Santo Padre desea alentar a todos a salvaguardar nuestro planeta, esa casa común que a todos nos acoge y que debe ser cuidada, emprendiendo urgentes medidas para frenar un deterioro que afecta sobre todo a los más pobres. El artículo concluye con una síntesis de las claves para una teología-espiritualidad ecológica que pone a Dios en el centro de la vida humana, tal y como Su Santidad defendió en discursos recientes en el Congreso de los Estados Unidos y en la sede central de la ONU, en Nueva York.
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