City of Boston, Estados Unidos
Una creencia generalizada en los estudios sobre terrorismo es lo que denomino el «modelo estratégico», el cual postula que los grupos adoptan el terrorismo porque este constituye la mejor opción para satisfacer sus reivindicaciones. Más concretamente, el modelo estratégico sostiene que el ataque a civiles mediante acciones terroristas constituye un método exitoso para grupos que presionan a los gobiernos para que cumplan sus exigencias políticas. Pese al predominio de esta perspectiva racionalista, su base empírica es en realidad muy débil. Ante el terrorismo, los países objetivo rara vez ofrecen concesiones estratégicas a aquellos que perpetran los atentados. Por el contrario, suelen afianzar aún más su posicionamiento político para pasar a desarrollar su ofensiva. Este artículo analiza los motivos por los que muchos académicos asumen que el terrorismo es útil pese a su futilidad política.
In the study of terrorism, there is a widespread belief that I call the “Strategic Model”. It posits that groups adopt terrorism because it offers the best chance of having their grievances redressed. More specifically, the Strategic Model maintains that attacking civilians with acts of terrorism is a successful way for groups to pressure governments into meeting their political demands. Despite the prevalence of this rationalist perspective, it actually rests on very weak empirical foundations. In the face of terrorism, target countries seldom make strategic concessions to the perpetrators of the attacks. On the contrary, they generally dig in their political heels and go on the offensive. This article looks at why so many scholars assume that terrorism pays despite its political futility
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