El punto de partida de este texto es la aparición, tras el fin de la Unión Soviética, de nuevos Estados que nunca existieron como independientes en el pasado, y que surgen en un área heredera de conflictos e inestabilidades, en la periferia de potencias regionales en ascenso y en plena recomposición del orden regional e internacional. La ruptura de la supuesta unicidad de la región, la geometría variable y las relaciones multivectoriales afectarán a los equilibrios en Asia y a la futura área Índico-Pacífico.
En este sentido, explicamos cómo el fin del orden bipolar incide en la emergencia del área Índico-Pacífico, en la que Asia Central pudiera adquirir un nuevo papel debido a la necesidad de nuevas rutas para la conexión interasiática. A partir de ahí, planteamos distintas áreas en las que Asia Central se puede integrar, que denominamos áreas de sombra y que nos muestran que la «geografía» de Asia Central será variable en función de en cuál de estas áreas se integre. El dibujar estas zonas nos lleva a cuestionar la visión históricamente asentada de la «unidad de destino» de Asia Central y su función de área-tapón, que impide la colisión de intereses entre grandes potencias.
Finalmente, y a través del análisis de la geoestrategia, de la geopolítica subsiguiente y de la definición geográfica que conlleva, mostramos que es legítimo plantear la hipótesis de una región de Asia Central dividida.
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