Pablo Iglesias ha arrancado la campaña del 26-J explotando su perfil más amable y copando los espacios televisivos de más audiencia. Tras unos meses en los que ha enseñado su lado más duro en el tira y afloja de las negociaciones con el PSOE, en los que la prensa lo ha colocado en el sector más contrario al entendimiento con los socialistas, el candidato de Podemos se apoya en su experiencia ante las cámaras para consolidar el hipotético sorpasso que señalan las encuestas. Y es que Iglesias todavía carga con el lastre de ser el líder político peor valorado sólo por delante de Mariano Rajoy.
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