La jurisprudencia ha dicho en varias ocasiones que la habitualidad que requiere el subtipo agravado del delito de tráfico de drogas impide aplicar el tipo privilegiado, aun cuando no haya, en sentido estricto, incompatibilidad objetiva; pero se muestra reacia a admitir esa compatibilidad en estos casos, y busca la culpabilidad del sujeto a sus circunstancias personales, así como a la mayor o menor lesión del bien jurídico protegido. La doctrina del consumo compartido de droga es una construcción artificial de la jurisprudencia que se basa en el consumo esporádico habido entre amigos adictos, en celebraciones, donde se delega en uno de ellos la compra de toda la sustancia.
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