Son evidentes las tesis sostenidas por Florestán Aguilar: que el prognatismo no es una tara manifiesta de procesos degenerativos; y que su origen se encuentra en España, en un ejemplar de la raza castellana y desde el siglo XII. Posteriormente y aún hoy en día los representantes de diversas Casas Reales en los tronos de casi toda Europa ostentan el prognatismo.
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