El oscilador múltiple de Lakhovsky permite la emisión de ondas ultracortas (hasta de 6 metros) con infinito número de variaciones en esas longitudes; así podemos entrar en resonancia con todas las células del organismo vivo, consideradas en la nueva concepción biológica como verdaderos circuitos oscilantes microscópicos, capaces de proyectar y recibir radiaciones cósmicas. Lo que distingue esta técnica de las otras de longitud mayor es que sus electrodos no se aplican directamente sobre la piel: siempre hay una capa intermedia entre ambas. El calor por contacto cura, pero no es capaz de producir los efectos específicos de la radiación de longitud de onda corta.
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