El tratamiento quirúrgico de la fisura palatina produce mejor resultado funcional que el obtenido por el uso de obturadores; sólo se debe recurrir a estos en el caso de que por cualquier circunstancia sea materialmente imposible acometer aquella. La fisura del paladar es operable a cualquier edad; sin embargo, debe acometerse su reparación tan pronto como sea posible; cuanto más temprana sea la operación, más puede esperarse de ella. La ligadura alámbrica de los maxilares no debe de utilizarse en ningún caso, y el método de Lane sólo excepcionalmente. En caso de coexistir en un niño labio leporino y fisura palatina, se operará el labio con anterioridad a la fisura. El método de Langenbeck modificado en la forma descrita es el método a seguir en la mayor parte de los casos. La anestesia con una mezcla templada de vapores de éter y aire es la más recomendable. Nunca se suturará un paladar antes de que toda tensión en la línea de sutura esté evitada; las suturas bajo tensión exponen los tejidos al esfacelo y a la falta de unión: las incisiones liberadoras laterales, previas, son el mejor recurso para evitar la tensión en la línea de sutura. En el tratamiento quirúrgico de la fisura palatina, los cuidados pre y post-operatorios tienen tanta importancia para el éxito como la intervención misma.
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