Existe un gran número de enfermedades de los ojos cuya etiología dentaria y paradentaria es verdadera. Los accidentes orbitarios son los más conocidos y los menos discutibles. El flemón orbitario no mata ordinariamente al enfermo, pero sí lo inutiliza, infectando y comprimiendo el nervio óptico desde las primeras horas de establecida la celulitis orbitaria. Las flebitis órbitocraneanas son mucho más graves, pues sí matan ordinariamente al paciente. Puede ser centrífuga (descendente) o centrípeta (ascendente, la más corriente). En las observaciones que hemos podido hacer el origen dentario era espontáneo. El mejor tratamiento consiste en tratar de abrir y de desinfectar el absceso con termocauterio perforante (o no) y ciertas vacunas, para a continuación extraer el diente en frío de una cavidad mucho menos virulenta. Al lado de los accidentes orbitarios e intracraneanos, los accidentes oculares de origen dentario parecen, a menudo, menos evidentes en su etiología, que suele achacarse en primer lugar a otras posibilidades como la sífilis e infecciones endógenas de toda especie, como sucede en las queratitis, iridocoroiditis, infecciones del cuerpo vítreo, retinitis y neuritis, así como en los accidentes reflejos, con contracturas y espasmos (bleforaespasmo, ciertos estrabismos parálisis), amaurosis, etc.
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