La gestación determina alteraciones generales, de las que la boca no se escapa. La mayor propensión a la caries dentaria abre un campo de sufrimientos por las neuralgias, que precede a las infecciones en foco con repercusión a la madre y al hijo, que dificultan la alimentación y el reposo, alteran el equilibrio nervioso, etc. Existe, a pesar de todo, la idea arraigada de que es perjudicial ponerse en tratamiento. Por otra parte, las enfermedades que padece el niño en el periodo de calcificación de las coronas dejan huellas en el esmalte con mucha frecuencia; buen ejemplo de ello es el diente Hutchinson en la heredosífilis. Respecto a las enfermedades de la dentición, sólo podemos considerar como tales aquellos síntomas que nos presenta en cualquier otro estado una gingivitis, hasta el extremo que si el diente efectúa su salida sin provocar la inflamación de la mucosa, no hay la menor alteración en todo el proceso de la dentición.
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