Una simple extracción que creemos haber realizado con la más escrupulosa asepsia es seguida a veces de una infección, sucediendo que con un simple edema del carrillo provocamos una alveolitis. Gracias a los progresos de la bacteriología sbemos que es necesario destruir a los enemigos microscópicos e impedir su acceso al campo operatorio, y a este resultado sólo se llega por la asepsia y la antisepsia.
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