Por medio de diversos cálculos Valderrama busca la anchura del maxilar inferior de centro a centro de los cóndilos; la misma distancia le sirve para hallar el lugar de los dientes incisivos, con lo que cumple la ley del triángulo equilátero de Bonwil, y deduce el sitio y tamaño de los demás dientes, la forma de los arcos dentales, etc. Además de ser la mencionada ley poco realista, ahora sabemos que los centros de rotación no residen en la línea intercondilar, sino en un punto situado detrás y encima, y que esos centros son muy variables; hasta en los maxilares equiláteros fracasará si coloca el eje del movimiento en los cóndilos.
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