Las fisuras palatinas pueden dividirse en dos clases: las adquiridas y las congénitas. Las primeras pueden ser consecuencia de un accidente, de una enfermedad (generalmente la sífilis) o proceder de una operación quirúrgica practicada para extirpar tumores malignos. El aparato con que el dentista las restaura puede ser o un velo palatino artificial o un obturador.
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