El tratamiento general de las inflamaciones de origen dentario se resume así: desinfección local por medio del tratamiento de los canales radiculares o de la extracción del diente; desinfección del tubo digestivo por medio de lavados, de purgantes antisépticos (calomelanos) y de los fermentos lácteos; destrucción de toxinas por medio de la sueroterapia o el suero fisiológico; levadura de cerveza y de uva Doyen; substancia coloide; tratamiento local por el frío, si se desea hacer abortar la inflamación, o por el calor, si se desea hacerla terminar por supuración.
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