Existen dos maneras de soldar: autógena y ordinaria. La mayor dificultad no se encuentra al unir superficies metálicas, sino al soldar por medio del metal en fusión los clavillos de los dientes de porcelana. Los metales pueden ser recalentados a cualquier temperatura, pero la porcelana es necesario recalentarla lentamente, y lentamente debe también enfriarse para evitar la ruptura.
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