El tratamiento de las fístulas dentarias ofrece en algunas ocasiones (especialmente con grandes molares) verdaderos inconvenientes por ser su aplicación muy difícil. El empleo de vapores antisépticos en lugar de la inyección de un líquido ha dado siempre excelentes resultados. Después de limpia y aseptizada la cavidad, se hace penetrar hasta el ápice una sonda de canales y se llena el fondo con una pasta compuesta de óxido de zinc, trioximetileno, creosota y formol.
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