Muchos autores afirman que el organismo infantil posee un estado de especial receptividad de los gérmenes patógenos; además, con motivo de la dentición, el niño posee menor resistencia ante las influencias nocivas externas e internas. Sin embargo, Kassowitz y otros sostienen que las enfermedades se comportan, durante el periodo de la dentición, del mismo modo que fuera de éste; por tanto, no es posible admitir que un fenómeno fisiológico (la dentición) dé lugar, por sí mismo, a una manifestación morbosa.
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