Diez centímetros cúbicos de cloruro de etilo (Kéléne) han bastado para producir el sueño en todos los pacientes, excepto en el caso de un alcohólico que necesitó quince. Por el contrario, se produce más rápidamente en mujeres y niños que en varones. Nunca se ha observado debilidad cardiaca, espasmos en la glotis, vómitos, dolor de cabeza o desórdenes respiratorios a causa de su empleo.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados